Mes: noviembre 2014

Samael

 

Toda historia tiene un personaje oscuro… En la nuestra puede que más de uno, o puede incluso que todos, sí no hay personajes totalmente buenos o malos, hasta la dulce humana Alessandra en el fondo tiene matices. Pero sin duda, él más oscuro de todos sería Samael.

Samael, amigo, hermano, compañero de Marco. Juntos levantaron los cimientos de la Fortaleza, establecieron las reglas, y juntos han procurado mantener con mano firme ese status quo que reina entre ambas especies. Pero Samael tiene una losa que arrastra desde hace tiempo, algo que le ha carcomido hasta límites insospechados, una falta que cometió y Marco supo perdonar, crear a Ever. No es que crear a Ever fuera una falta en sí, sino que creyéndola muerta, tras alimentarse de ella, la abandonó… Ay ay ayyy Samael, eso te pasa por ir con prisas y no hacer las comprobaciones pertinentes.

Samael es un vampiro antiguo, entre los humanos pasaría por un tipo de avanzada edad, pero sin duda carece del porte mayestático de nuestro Marco. De estatura media, y rasgos que no llaman demasiado la atención, podríamos decir que pasaría desapercibido sino fuera por ese aura que le envuelve, esos pequeños gestos que delatan que tras la fachada hay algo más.

¿Qué rollo hay entre él y Stephano? pues… no lo sé. Lo que está claro es que hay una incompatibilidad de caracteres que ha propiciado una especie de divorcio entre ellos. No hay feeling y la llegada de Ever no parece que arregle las cosas, si no todo lo contrario, se establece una velada lucha entre ellos, usando a la vampira.

No será hasta la tercera novela que veamos un poco más de este personaje, que sin duda no nos dejará indiferentes, pues como siempre, estos tipos con más contrastes son los que suelen llamar la atención… ¿Será Samael como parece? ¿Se desenmascarará su trasfondo? ¿Nos sorprenderá en última instancia?

 

 

−Entonces, si me convertiste, eres… ¿Mi padre? −digo con la voz más dulce que puedo modular.
−Podría verse así.
−Me gustaría verlo así −aunque te odio, me das asco, pienso para mí−. No dejarás que me maten, ¿verdad?
−Voy a hacer todo lo posible para que eso no ocurra, cielo.

Extracto de Ever, Tempestades.

 

Victoria

Victoria, Victoria… que poco sabemos de ella, y que poco vamos a poder decir sin desvelar nada… Y es que no queremos hacer Spoilers si has llegado aquí sin haber leído Tempestades.
¿Cómo la imaginamos físicamente? Victoria es una chica de unos 20 años de edad, bonita, de pelo castaño y largo, menuda como Ever. No le imaginamos trazos muy característicos, nos centramos más en su personalidad o sus impulsos a actuar como lo hace.

Ever la mató, ¿qué tiene esta muerte de especial? pues mucho. Victoria lleva casi 400 años torturando a Ever por ello, recordándole que ella terminó con su vida. La acompaña en todos sus actos y la aconseja del peor modo posible, pero sería muy absurdo decir que todas las malas decisiones de Ever son por culpa de Victoria, Ever es capaz de meterse en líos sin necesidad de que la voz de su cabeza la instigue a ello. Así que tenemos una chica, real o no, vengativa, dispuesta a torturar a Ever hasta el «último aliento», una chica retorcida e imaginativa, sin consideraciones de ningún tipo hacia su objeto de tortura. Tiene imaginación la chica, no se lo vamos a negar, y se dedica a molestar a Ever, desde hablarle en público, propiciando así el hecho de que cualquiera que la vea hablando sola pueda tomarla por loca, a chillarle, hacerle gestos molestos o incluso cantar canciones de los Rolling Stones a voz en grito.

Ever la describe como «un pepito grillo del inframundo» y puede que sea realmente eso. Lo que está claro es que Ever y Victoria parecen estar unidas de por «vida» o mejor dicho de por inmortalidad.
¿Real o imaginada?, ¿un fantasma?, ¿esquizofrenia de la vampira?, ¿realmente Victoria existe?, ¿alguien más va a poder verla? Lo dejaremos en un… léete Tempestades, y un poco más sabrás.

−Estás loca.
−¿Por qué?, ¿por qué hablo con alguien que no existe?
−Entre otras cosas −y aparece a mi lado, vestida como cuando la maté.


Tempestades